A lo mejor nos quieren exterminar…
En otros tiempos, una monja con toca diciéndole a la gente lo que tiene que hacer provocaba desconfianza, rechazo o más probablemente hilaridad. Las únicas monjas a las que se podía tomar en serio no llevaban hábito; porque las monjas con hábito, las preconciliares, según habían comprobado algunos y algunas en sus propias carnes, eran en muchos casos unos personajes retorcidos y expertos en tortura psicológica y física. Sin embargo ahora contemplamos como la monja Teresa Forcades es considerada un oráculo en salud pública, una fuente fidedigna, porque parece ser que su hábito le impide mentir.
Tengo que reconocer que no he visto el vídeo completo, con la primera parte (unos seis minutos) me ha bastado. En seis minutos sugiere que los laboratorios y la OMS participan en una conspiración para crear un virus ultramortífero con el que cargarse a media Humanidad. No está mal para empezar… Todo sazonado con medias verdades y mentiras solapadas. Había un vídeo crítico, sólo uno, y Youtube lo ha retirado.
En primer lugar, no se trata de una experta en salud pública. Buscando sus publicaciones en el Google Académico, comprobamos que sólo tiene un par de comunicaciones en congresos nacionales (si es que T Forcades es ella).
-Vallés A, Forcades T. Los estudiantes de medicina y las medicinas alternativas. XV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Educación Médica. Granada. 2001.
-Miró JM, Forcades T: Infecciones en los adictos a drogas por vía parenteral (ADVP) en relación con la drogadicción activa y con el HIV – 1/SIDA. Guía práctica del SIDA, 1994, pp 194, 3» ed.
En general su trabajo va sobre espiritualidad y medicinas alternativas. También ha hecho importantes aportaciones sobre la Trinidad. Lo más moderno es del 2001 y no hay publicaciones en revistas científicas ni congresos internacionales. Con este currículum es difícil obtener una plaza de docente en una universidad, ni siquiera una beca, pero siempre es posible que te hagan experto mundial en Youtube.
En el minuto 3:10 del vídeo menciona un artículo de la revista New England Journal of Medicine que confirma parte de la tesis conspirativa: un brote del virus en 1977 se provocó “resintetizando” el virus a partir de material proveniente de un cadáver de una mujer inuit. He buscado el artículo siguiendo los escasos datos que da (¿por qué no cita el autor?) y supongo que el artículo al que se refiere es el de S. M. Zimmer y D. S. Burke Historical Perspective — Emergence of Influenza A (H1N1) Viruses. Pero la monja no entendió bien el artículo. Allí lo que dice es que el brote de Fort Dix, en 1976, se debió, probablemente a un contagio accidental en un laboratorio. Es un riesgo que existirá siempre que haya laboratorios que trabajen con virus vivos. Lo del cadáver de la esquimal sucedió mucho más tarde, se refiere al trabajo de secuenciación del virus de la gripe del 18 realizado por Taubenberger y colaboradores en 1998, a partir de muestras de tejido conservadas en el permafrost de Alaska. Una secuenciación no es “resucitar” un virus.
Creo que es irresponsable y demagógico desprestigiar a la OMS, que en muchos casos es el principal defensor del derecho a la salud de los ciudadanos del tercer mundo. La OMS, ni está aliada con las farmacéuticas ni es un gobierno mundial cuyo poder esté sobre el de los estados. Todo lo contrario, el gobierno sudafricano se pasó por el forro sus recomendaciones sobre algo tan grave como la epidemia de SIDA por culpa de una típica “teoría de la conspiración” que decía que el virus no existía y que era todo un montaje eurocentrista para vender medicamentos. Si la OMS hubiera tenido más poder, muchos sudafricanos estarían vivos a día de hoy. Ahora escuchamos a la monjita sugerir una nueva teoría conspiratoria, esta vez con la complicidad de la OMS.
Sus superiores, a los que supongo informados de sus actividades, no han hecho uso del poder que les otorga el voto de obediencia y no la han mandado callar. Seguramente les divierte ver como con tan poco esfuerzo se puede poner en la picota a una agencia de la ONU. A ver si así aprende la OMS a no desacreditar públicamente al Papa con el asunto del condón.
Pues ya ven… yo voy con la OMS. Será sentimentalismo, pero es que siempre tiendo a ponerme de parte del más débil.